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Cuando abro los ojos la sala está en penumbras y el que hace de Roberto/Max/Narrador yace en el suelo, revolcado en algo que asemeja sangre. Semidesnudo. Su cuerpo tiembla espasmódicamente. El silencio no es absoluto pero puede respirarse. El lobo entra, esta vez por el flanco izquierdo.
La cabeza de lobo nos mira nuevamente. Nos reconoce público; sus ojos son los mismos pero ya no suenan tan horrorosos frente a ese cuerpo frío y tembloroso del actor principal.
La gente aplaude. Entienden que ha llegado a su fin, que son más de las veintidós treinta, que es tarde, que debe estar frío afuera, que el viernes es día de trabajo o de estudio, que la obra no fue tan buena, que Bolaño se hubiese reído de esto o quizá hubiese llorado, que no importa porque al final es todo una lectura de una lectura de una lectura…
Y, quizás, que mientras más aplaudamos, más pronto estaremos en casa.
Cuando abro los ojos la sala está en penumbras y el que hace de Roberto/Max/Narrador yace en el suelo, revolcado en algo que asemeja sangre. Semidesnudo. Su cuerpo tiembla espasmódicamente. El silencio no es absoluto pero puede respirarse. El lobo entra, esta vez por el flanco izquierdo.
La cabeza de lobo nos mira nuevamente. Nos reconoce público; sus ojos son los mismos pero ya no suenan tan horrorosos frente a ese cuerpo frío y tembloroso del actor principal.
La gente aplaude. Entienden que ha llegado a su fin, que son más de las veintidós treinta, que es tarde, que debe estar frío afuera, que el viernes es día de trabajo o de estudio, que la obra no fue tan buena, que Bolaño se hubiese reído de esto o quizá hubiese llorado, que no importa porque al final es todo una lectura de una lectura de una lectura…
Y, quizás, que mientras más aplaudamos, más pronto estaremos en casa.
Septiembre, 2008.
Última edición por OltreParole el Vie Sep 19, 2008 6:55 am, editado 1 vez