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E. está igual que siempre. Su rostro, su sonrisa amable, hasta su tono de voz cuando habla de ciertos lugares, de ciertas personas. Todo es lo mismo y hasta la bufanda blanca que suele usar en invierno sigue siendo blanca, por el OMO, bromea ella. Mi amiga me presenta a la cuñada de cuyo nombre no me acuerdo pero que dice estar haciendo práctica para titularse como profesora de enseñanza básica.
La sala es pequeña y oscura. Las luces, tenues, se extinguen hasta quedar sólo una voz anunciando el comienzo de la obra. Del techo, justo frente a mí, baja un panel que hace las veces de pared de un cuarto. No queda de pie sino que se extiende en el suelo y acto seguido un hombre con smoking y cabeza de lobo entra por el costado derecho. Me cuesta ver la escenografía pese a que la luz se intensifica en el centro del tablado.
En realidad son más luminosos los ojos del lobo. Horrendos y luminosos y hasta cabría decir: atrapantes. El que hace de lobo debe saberlo muy bien porque se pasea no con los pies sino con la cabeza erguida y firme y la mirada más firme todavía.
Pocos segundos después, el monólogo de Carnet de Baile es gritado sin compasión por el actor de turno. Siento deseos de pedirle que se calle, que no diga una palabra. Que sea Roberto en serio, joder, sin gritos de por medio. Me molesta su tono de voz, sobretodo la forma en que modula la palabra literatura. Sentiría odio por él de no ser por su cuerpo que es un mapa de hombre cansado y abatido, a veces joven y a veces viejo, indistintamente.
Pero mi decepción todavía no ha ocurrido. Falta que la obra se extienda más allá de lo razonable y más: aún la que hace de Puta Asesina podría, también, no tener ni la voz ni la forma ni la sutileza ni la inteligencia ni el erotismo de la que Bolaño puso en aquella historia.
Y tal cual sucede. Ruego interiormente que alguien le diga al director, aunque tarde, a modo de, digamos, aclaratoria, que el cuento NO trataba del amor, de ninguna manera.
Finalmente cierro los ojos. Intento no arrepentirme de estar ahí, viendo eso, y lo consigo: tengo el texto sin modificaciones en mis oídos, el recuerdo intacto en la memoria. Mis propias imágenes para mi propia lectura, que no tiene que ser la de nadie pero que tampoco tiene que ser necesariamente tan contrastante con la que esta gente me ofrece. Digo yo.
Y leo otra vez, para mí misma, ése pasaje: “Escucha siempre con atención, Max, las palabras que dicen las mujeres mientras son folladas. Si no hablan, bien, entonces no tienes nada que escuchar y probablemente no tendrás nada que pensar, pero si hablan, aunque sólo sea un murmullo, escucha sus palabras y piensa en ellas, piensa en su significado, piensa en lo que dicen y en lo que no dicen, intenta comprender qué es lo que en realidad quieren decir. Las mujeres son putas asesinas, Max, son monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir. En el equívoco vivimos y planeamos nuestros ciclos de vida”.
E. está igual que siempre. Su rostro, su sonrisa amable, hasta su tono de voz cuando habla de ciertos lugares, de ciertas personas. Todo es lo mismo y hasta la bufanda blanca que suele usar en invierno sigue siendo blanca, por el OMO, bromea ella. Mi amiga me presenta a la cuñada de cuyo nombre no me acuerdo pero que dice estar haciendo práctica para titularse como profesora de enseñanza básica.
La sala es pequeña y oscura. Las luces, tenues, se extinguen hasta quedar sólo una voz anunciando el comienzo de la obra. Del techo, justo frente a mí, baja un panel que hace las veces de pared de un cuarto. No queda de pie sino que se extiende en el suelo y acto seguido un hombre con smoking y cabeza de lobo entra por el costado derecho. Me cuesta ver la escenografía pese a que la luz se intensifica en el centro del tablado.
En realidad son más luminosos los ojos del lobo. Horrendos y luminosos y hasta cabría decir: atrapantes. El que hace de lobo debe saberlo muy bien porque se pasea no con los pies sino con la cabeza erguida y firme y la mirada más firme todavía.
Pocos segundos después, el monólogo de Carnet de Baile es gritado sin compasión por el actor de turno. Siento deseos de pedirle que se calle, que no diga una palabra. Que sea Roberto en serio, joder, sin gritos de por medio. Me molesta su tono de voz, sobretodo la forma en que modula la palabra literatura. Sentiría odio por él de no ser por su cuerpo que es un mapa de hombre cansado y abatido, a veces joven y a veces viejo, indistintamente.
Pero mi decepción todavía no ha ocurrido. Falta que la obra se extienda más allá de lo razonable y más: aún la que hace de Puta Asesina podría, también, no tener ni la voz ni la forma ni la sutileza ni la inteligencia ni el erotismo de la que Bolaño puso en aquella historia.
Y tal cual sucede. Ruego interiormente que alguien le diga al director, aunque tarde, a modo de, digamos, aclaratoria, que el cuento NO trataba del amor, de ninguna manera.
Finalmente cierro los ojos. Intento no arrepentirme de estar ahí, viendo eso, y lo consigo: tengo el texto sin modificaciones en mis oídos, el recuerdo intacto en la memoria. Mis propias imágenes para mi propia lectura, que no tiene que ser la de nadie pero que tampoco tiene que ser necesariamente tan contrastante con la que esta gente me ofrece. Digo yo.
Y leo otra vez, para mí misma, ése pasaje: “Escucha siempre con atención, Max, las palabras que dicen las mujeres mientras son folladas. Si no hablan, bien, entonces no tienes nada que escuchar y probablemente no tendrás nada que pensar, pero si hablan, aunque sólo sea un murmullo, escucha sus palabras y piensa en ellas, piensa en su significado, piensa en lo que dicen y en lo que no dicen, intenta comprender qué es lo que en realidad quieren decir. Las mujeres son putas asesinas, Max, son monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir. En el equívoco vivimos y planeamos nuestros ciclos de vida”.
Última edición por OltreParole el Vie Sep 19, 2008 6:52 am, editado 2 veces