Esta es de uno de los descendientes de susanowo.
Susanowo, tras haber vencido al dragón Orochi, devolvió a la joven que había transformado en peineta a su forma original y se casó con ella. De su unión nació Yashima, y que más adelante se casó con una hija del dios que moraba anteriormente en Izumo, Oyamatsumi.
Tras siete generaciones, nacieron Okuninushi y sus 80 hermanos malvados.
Todos estos querían casarse con la princesa Yagami, de Inaba, y un día pues, decidieron ir a visitarla con su hermano Okuninushi de criado.
Mientras iban de camino, se encontraron un conejo despellejado. Estos al verlo, maliciosamente le dijeron:
-Lo que tienes que hacer es bañarte en el mar y acostarte sobre la colina, que te dé el viento.
El conejo, siguiendo lo que le habían dicho, se bañó en el mar y se secó con el viento de la colina, su piel empezó a resquebrajarse. Entonces, el conejo empezó a llorar de dolor e impotencia.
En eso, pasa Okuninuchi y le pregunta el porqué de tantos lloros. El conejo, contando su historia le dijo:
-Yo vivía en la isla de Oki y hacía mucho tiempo que deseaba venir a esta tierra, pero no tenía los medios. Así que decidí engañar a los tiburones del océano, diciéndoles: "Vamos a ver quién de nosotros es más numeroso. Traer a todos los de vuestro clan, que se pongan en fila desde esta isla al puerto de Keta. Yo los contaré saltando sobre la espalda de cada uno de vosotros". Los tiburones me creyeron y se pusieron en fila, y justo cuando iba a saltar a la espalda del último tiburón, con el entusiasmo de mi astucia les dije: ¡Os he engañado!. Tras eso, el último tiburón me despellejó. Tras estar llorando esto, 80 dioses pasaron por aquí y me aconsejaron que me bañara en el mar, y luego me dejase secar con el viento de una colina. Sin embargo, me engañaron... y ahora estoy aquí lamentándome de mi suerte.
Al oír esto, Okuninushi le dijo: "Vete a la desembocadura del río. Lávate a con sus aguas. Luego coge el polen de anea, restriégatela y revuélvete sobre él. Entonces te volverá a salir la piel radiante."
El conejo, fiándose de él, siguió su consejo y pudo curarse. Tras esto, el conejo le dijo que ninguno de sus hermanos conseguiría la mano de la princesa, y que por su condición humilde y su bondad, él podría desposarla. Poco después y a costa de sus hermanos, se casó con la princesa, lo que daría lugar a sus persecuciones.
Susanowo, tras haber vencido al dragón Orochi, devolvió a la joven que había transformado en peineta a su forma original y se casó con ella. De su unión nació Yashima, y que más adelante se casó con una hija del dios que moraba anteriormente en Izumo, Oyamatsumi.
Tras siete generaciones, nacieron Okuninushi y sus 80 hermanos malvados.
Todos estos querían casarse con la princesa Yagami, de Inaba, y un día pues, decidieron ir a visitarla con su hermano Okuninushi de criado.
Mientras iban de camino, se encontraron un conejo despellejado. Estos al verlo, maliciosamente le dijeron:
-Lo que tienes que hacer es bañarte en el mar y acostarte sobre la colina, que te dé el viento.
El conejo, siguiendo lo que le habían dicho, se bañó en el mar y se secó con el viento de la colina, su piel empezó a resquebrajarse. Entonces, el conejo empezó a llorar de dolor e impotencia.
En eso, pasa Okuninuchi y le pregunta el porqué de tantos lloros. El conejo, contando su historia le dijo:
-Yo vivía en la isla de Oki y hacía mucho tiempo que deseaba venir a esta tierra, pero no tenía los medios. Así que decidí engañar a los tiburones del océano, diciéndoles: "Vamos a ver quién de nosotros es más numeroso. Traer a todos los de vuestro clan, que se pongan en fila desde esta isla al puerto de Keta. Yo los contaré saltando sobre la espalda de cada uno de vosotros". Los tiburones me creyeron y se pusieron en fila, y justo cuando iba a saltar a la espalda del último tiburón, con el entusiasmo de mi astucia les dije: ¡Os he engañado!. Tras eso, el último tiburón me despellejó. Tras estar llorando esto, 80 dioses pasaron por aquí y me aconsejaron que me bañara en el mar, y luego me dejase secar con el viento de una colina. Sin embargo, me engañaron... y ahora estoy aquí lamentándome de mi suerte.
Al oír esto, Okuninushi le dijo: "Vete a la desembocadura del río. Lávate a con sus aguas. Luego coge el polen de anea, restriégatela y revuélvete sobre él. Entonces te volverá a salir la piel radiante."
El conejo, fiándose de él, siguió su consejo y pudo curarse. Tras esto, el conejo le dijo que ninguno de sus hermanos conseguiría la mano de la princesa, y que por su condición humilde y su bondad, él podría desposarla. Poco después y a costa de sus hermanos, se casó con la princesa, lo que daría lugar a sus persecuciones.