Las malas lenguas decían
que ella tenía dos amores
pues aislada y en secreto
en su casa se quedaba
estando siempre segura
que si uno de ellos faltaba
la tarde sería muy triste
y la noche asesinada.
Así transcurrieron meses
se acumularon los años
ya importancia no se daba
a su extraño proceder.
Pero sucedió que un día
cuando el alba despuntaba
estando aún entre dormida
la encontraron en su cama...
Uno estaba entre sus manos:
era Bécquer y sus rimas
el otro bajo la almohada:
Quevedo, con sus Sonetos
los que con amor guardaba.
Esos fueron sus amores
los que estuvieron con ella
en sus momentos de dicha
y en los de amarga condena..