Todo cruje, la casa que a esta hora se destiñe. El llanto de Pupi, sus gritos de bebé, maldito bebé, maldito el padre que me lo hizo, yo no quería y hasta me defendí cuando vinieron y me llevaron al hospital. Maldito…maldito….y se lo dije, cien veces se lo dije, y les costó hasta que por fin me lo sacaron. Nada fue igual desde entonces, ya no pude salir a ver a Kodama, tomar un cafecito y hablar mucho de Georgie, ni escaparme a reunirme con mis colegas a desentrañar letras, a ver de qué se trata este invierno eterno. Este frío mortal que me invade todo el tiempo.
Ayer vino ese viejo estúpido de mi suegro, siempre con la moralina a cuestas, eso de que a su nieto no lo trate de “cierta forma”, ¿qué sabe de las cosas que le gustan a los niños?
A Pupi le gusta jugar al muerto, muchas veces jugamos a ese juego tan lindo, yo me visto de negro y lloro y me pego la cabeza contra las paredes, le hice un cajoncito con una caja grande que me dieron en el almacén de Don Pedro, puse velas por todos lados y él me obedece. Vieran como se queda quietito con sus bracitos cruzados sobre el pecho, ayer hasta le puse harina en la cara y en las manitos para que pareciera más real, nos reímos mucho luego y como premio lo dejé dormir conmigo.
A veces me desobedece, dice que tiene hambre y llora, le digo que basta y nada entonces le tengo que dar un correctivo para que sepa obedecer, no le gusta el agua fría y lo meto de cabeza en la pileta un ratito nomás y se le pasa, un ratito porque una vez no me di cuenta y casi se ahoga de puro tonto que es. Si hubiera sido nena hubiera sido todo muy diferente, hubiésemos jugado a cocinar, aprender juntas, como todas esas cosas que hacen las demás mujeres.
Están llamando a la puerta, ¡otra vez es ese tipo! ¡me quiere sacar al nene! ¿qué voy a hacer yo sin Pupi? No puede ser invierno eternamente. Digo, Pregunto…..
Ayer vino ese viejo estúpido de mi suegro, siempre con la moralina a cuestas, eso de que a su nieto no lo trate de “cierta forma”, ¿qué sabe de las cosas que le gustan a los niños?
A Pupi le gusta jugar al muerto, muchas veces jugamos a ese juego tan lindo, yo me visto de negro y lloro y me pego la cabeza contra las paredes, le hice un cajoncito con una caja grande que me dieron en el almacén de Don Pedro, puse velas por todos lados y él me obedece. Vieran como se queda quietito con sus bracitos cruzados sobre el pecho, ayer hasta le puse harina en la cara y en las manitos para que pareciera más real, nos reímos mucho luego y como premio lo dejé dormir conmigo.
A veces me desobedece, dice que tiene hambre y llora, le digo que basta y nada entonces le tengo que dar un correctivo para que sepa obedecer, no le gusta el agua fría y lo meto de cabeza en la pileta un ratito nomás y se le pasa, un ratito porque una vez no me di cuenta y casi se ahoga de puro tonto que es. Si hubiera sido nena hubiera sido todo muy diferente, hubiésemos jugado a cocinar, aprender juntas, como todas esas cosas que hacen las demás mujeres.
Están llamando a la puerta, ¡otra vez es ese tipo! ¡me quiere sacar al nene! ¿qué voy a hacer yo sin Pupi? No puede ser invierno eternamente. Digo, Pregunto…..