Alma en pena,
lloras tu tristeza
por los lóbregos rincones
y arrastras las cadenas
que te atan a tu yugo.
Grises son tus ojos,
tu aliento, de hielo
y el dolor infinito
te carcome la mirada.
Hoy te he visto
desde aquella última vez
que llegué a tus aposentos
guiada por tus gritos...
Agónicos
Torturados.
Y como quella vez,
tu angustia se hizo carne
en mi carne,
y de tus labios bebí
la sangre negra
que corre por tus venas.
Tu sangre amarga
que me ata y me hace tu esclava
Para siempre.