En el desvelo, hilvano impresiones
de momentos
que no fueron.
Asomaron a mi corazón
en breve guiño,
suficiente
para creer
en los invisibles compañeros.
Teje y teje mi mente, cuando no
mi sangre
hierve
de desconcierto.
La noche otorga,
y se levanta el telón
de una escena
en la que reviven
mis ojos
vestidos de la gris
somnolencia
pero calzando la nueva aventura.
La mañana es brumosa,
pero a la larga
el sol se impone;
transcurre con la tarde
hasta abrir
otra vez
la puerta.
La noche
a todos nos llama,
el sueño es su presea a nuestra derrota.
By Carlito el cavernícola