II
Abandono, tonada, brote bulles entre las piedras.
Abrevas pienso del silencio enamorada
estrella que palpita siega, viuda de luz, sonatinas.
A veces lóbulo te engarzo columpio lira;
otras, me evades soslayo infame singladura
que viaja celaje denso ensimismada serpentina,
agónica vigilia, presa de sus dudas.
Tómame reiteras juego. Amancíllame cabriola.
Y yo marina, añil paisaje, sucumbo tálamo.
Pentagrama, tenso velamen mis horas
para que tus cuerdas deshojen pétalos
al paso de tu aire que inunda eufonía
mi soledad de hábitos inciertos. A veces
me escuchas; taimada fragancia prefieres
guardarte celo, otras. Semblante de luna
tiemblo entonces y cresta, ola me vuelco.
Calla la luz, el tacto nudo florece, la nariz
paladea fugaz tu música cautiva sin dueño.
Voz, entre ombligo y garganta, te siembro.
Abandono, tonada, brote bulles entre las piedras.
Abrevas pienso del silencio enamorada
estrella que palpita siega, viuda de luz, sonatinas.
A veces lóbulo te engarzo columpio lira;
otras, me evades soslayo infame singladura
que viaja celaje denso ensimismada serpentina,
agónica vigilia, presa de sus dudas.
Tómame reiteras juego. Amancíllame cabriola.
Y yo marina, añil paisaje, sucumbo tálamo.
Pentagrama, tenso velamen mis horas
para que tus cuerdas deshojen pétalos
al paso de tu aire que inunda eufonía
mi soledad de hábitos inciertos. A veces
me escuchas; taimada fragancia prefieres
guardarte celo, otras. Semblante de luna
tiemblo entonces y cresta, ola me vuelco.
Calla la luz, el tacto nudo florece, la nariz
paladea fugaz tu música cautiva sin dueño.
Voz, entre ombligo y garganta, te siembro.