Cualquier día sale la luna

Sombras inamovibles
en ningún tiempo despertadas
acechan,
testigos de la consonancia,
la calma, la voz desgarrada.

Armonía renovada.

Colosales envergaduras de aguas,
incalculables faringes de vida,
muerte,
observan agitadas, serenas,
la eternidad y el olvido.

Memoria grabada.

Niebla, nimbo bajo, huella oculta,
fantasía en marisma sin eco
audible,
escribes las últimas estrofas
del último y más épico poema.

Todas las madrugadas la luna.

Ojos sexuales, hipnótica mirada,
feroz, tierno, lasciva ambición
absurda,
te mueves como el hálito de una exhalación,
y matas diestro como un desafecto

pérdidas
en el sitio del desafecto
aunque haya luna eterna
y agitada
aunque las sombras existan

ese mundo
mata de hambre
esperando la luna ilumine

Cuando te pones a escribir "serio", conservas esa virtud de ser maestro, aún en la distancia. Y cuando digo "serio", me refiero con las pausas de los puntos y las comas, que es quizá lo que mas añoro en otros de tus escritos. Pausas que dan esa oportunidad de respirar y asimilar los aromas de ese buen vino. -Me estoy convirtiendo en maestro catador-

los maestros catadores

peregrinos de sorbos

hacedores de secretos

caballeros