Cuando despunta la mañana
y todos duermen,
cuando viaja ese silencio
que da miedo romper
y caminas de puntillas
por la casa
como si fueras un duende
haciendo que vaya entrando
el sol de a pocos
en cada rincón,
cuando la cafetera silba
y se llena la estación de aroma
de ayer,
cuando con el humo
se mezclan los recuerdos
e intentas recuperar algún momento;
una extraña quietud
envuelve al movimiento
de imágenes y aromas,
una extraña calma
arrullada ya por algún trino
que ha llegado
a la ventana;
y miras a la mañana,
que despuntó mágica...
y callada.
y todos duermen,
cuando viaja ese silencio
que da miedo romper
y caminas de puntillas
por la casa
como si fueras un duende
haciendo que vaya entrando
el sol de a pocos
en cada rincón,
cuando la cafetera silba
y se llena la estación de aroma
de ayer,
cuando con el humo
se mezclan los recuerdos
e intentas recuperar algún momento;
una extraña quietud
envuelve al movimiento
de imágenes y aromas,
una extraña calma
arrullada ya por algún trino
que ha llegado
a la ventana;
y miras a la mañana,
que despuntó mágica...
y callada.