Nada es eterno, de a poco la vida te va enseñando que al final de cualquier camino, tan solo cuentas contigo. Hace poco me desperté con la noticia que mi padre había partido, aún como que no he terminado de aceptarlo, aún no sé a dónde tendría que crecer... y el dolor qué? A veces los tragos no son amargos... queman y hielan al mismo tiempo.
Dónde puedo colgar las palabras,
los te quiero que enmudecieron
al frío de la mañana...
al vacío por dentro.
Dónde puedo colgar los abrazos
que quedaron al soez hueco
de mi alma, de mi mirada
donde descansa un cielo negro.
Dónde puedo colgarme a mí misma
en este mundo, más extraño...
más ajeno, más lleno de hastío.
¿Dónde ahogo esa lágrima viva?