Hurgando hurgando, me encontré esta cartilla de hace mil años a mi mejor chomi que 'ora vive a mi lado en la uni. ¿Qué sería sin mí sin él al alcance de la mano? En mucho me recuerda a Evil o al menos a cómo me inmagino al Maligno. Se la envié durante sus estudios de doctorado que hizo alla por L'Anglia:
Subject: MY SEX LIFE IS A WHORE; SHE DOESN’T PAY OFF ENOUGH
Estimado y bien ponderado:
Ya me anda por agarrar la troca y bambolear, ida y de regreso, por “El Cien”, “San Xavier” y Loreto. ¾ Deja, te presumo, reciente adquisición de mi lado formal de la vida.
¿Qué sería de esta tierra sin la Semana Santa? Elixir del sol que se pega a las ventanas y obliga a abrirlas. Nosotros, los habitantes, dejamos de ser sombras y nos convertimos en nubes de vaho en busca de aire. Una semana atrás, apenas y contemplábamos el vuelo de las aves.
Ayer fuimos a “Cerritos”; luna llena. La marea lamía la tierra firme, ya caían los últimos rayos cálidos. La brisa fresca se colaba entre los dedos descalzos a través del tamiz de la arena húmeda. El sol, sin embargo, todavía hería; no la piel, la vista.
Frente a mi, un sendero ineludible. Es la hora perfecta para caminar en la playa.
A lo lejos, la espuma hecha espejismo. Sobre la espalda, un destello ambarino. Encapsulada en el cielo, una culebra marrón ondulándose bajo mis pies. Eché a andar. Hermes me alcanzó.
De regreso, un cielo rasgado por plumas blancas contra una cúpula, manto guadalupano, y tonalidades verdes y violáceos. Sobre nosotros, la sonrisa de la luna.
¿El sol? Se desvanecía en una llamarada tan abrupta como el chasquido del cierre de un abanico. A lo lejos, el contorno gatuno de los cerritos y las estrellas.
¿Reconoces la “locación” de la escena de desembarco en Kino? Yo también la disfrute hace poco en el “ocho”, m’ijito. Sólo que lo filmaron en invierno. Me dio mucha risa ver a Rocha desafiar sin zapatos las brechas surferas. El caso fue que después de un rato, me cansó un poco. Esa manía evangelista que se sobrepone a todo. Hubiera preferido un personaje ermitaño como aquí somos todos, o bien un maquiavélico, pirata de corazón, que jugara damas chinas con perlas a la sombra de un mezquite. Acuérdate que entonces, ni rastro de palmeras o laureles. De cualquier modo, resulta un agasajo ver desarrollarse una historia en terreno familiar. Me sentí chilango en el lago de Chapultepec durante una representación de “El Lago de los Cisnes”.
Ya, en serio, te cuento un mitote. En la asociación de reumáticos, pues resulta que nos censuraron. No quisieron publicarnos ni a Estela (por usar vocabulario altisonante), ni a la Profe. Larriga, dama cursi sensual
(por picante), ni a mi (por erótica). ¡Cómo me divertí! Nuestra pelirroja hecha una furia. Les escupió a la cara su próximo libro a publicarse y les negó el acceso a su pluma en el futuro. ¿Yo? Simplemente, les fruncí los hombros, tome mi texto y se lo regalé al más anciano de todos pero no por ello el más tonto, José Alberto Peláez Trasviña. Viejillo divino, me encanta su melena crespa de remolinos de plata y sus ojillos llenos de sapiencia humilde. También les sacudí el libro de Sturgeon ante las narices que resoplaban al unísono. En fin, de nuevo, lanzadas a la confabulación donde sólo las palabras cantan. Me muero de ganas. Ojalá me den la traducción.
Pues, sin más. El correo de Rubén te lo mando en la semana. De sigilo en sigilo, me siento salir de un caracol. Un beso tronado y felices anglicanas pascuas,
Un poemita de Pélaez Trasviña para despertar nostalgias:
Subject: MY SEX LIFE IS A WHORE; SHE DOESN’T PAY OFF ENOUGH
Estimado y bien ponderado:
Ya me anda por agarrar la troca y bambolear, ida y de regreso, por “El Cien”, “San Xavier” y Loreto. ¾ Deja, te presumo, reciente adquisición de mi lado formal de la vida.
¿Qué sería de esta tierra sin la Semana Santa? Elixir del sol que se pega a las ventanas y obliga a abrirlas. Nosotros, los habitantes, dejamos de ser sombras y nos convertimos en nubes de vaho en busca de aire. Una semana atrás, apenas y contemplábamos el vuelo de las aves.
Ayer fuimos a “Cerritos”; luna llena. La marea lamía la tierra firme, ya caían los últimos rayos cálidos. La brisa fresca se colaba entre los dedos descalzos a través del tamiz de la arena húmeda. El sol, sin embargo, todavía hería; no la piel, la vista.
Frente a mi, un sendero ineludible. Es la hora perfecta para caminar en la playa.
A lo lejos, la espuma hecha espejismo. Sobre la espalda, un destello ambarino. Encapsulada en el cielo, una culebra marrón ondulándose bajo mis pies. Eché a andar. Hermes me alcanzó.
De regreso, un cielo rasgado por plumas blancas contra una cúpula, manto guadalupano, y tonalidades verdes y violáceos. Sobre nosotros, la sonrisa de la luna.
¿El sol? Se desvanecía en una llamarada tan abrupta como el chasquido del cierre de un abanico. A lo lejos, el contorno gatuno de los cerritos y las estrellas.
¿Reconoces la “locación” de la escena de desembarco en Kino? Yo también la disfrute hace poco en el “ocho”, m’ijito. Sólo que lo filmaron en invierno. Me dio mucha risa ver a Rocha desafiar sin zapatos las brechas surferas. El caso fue que después de un rato, me cansó un poco. Esa manía evangelista que se sobrepone a todo. Hubiera preferido un personaje ermitaño como aquí somos todos, o bien un maquiavélico, pirata de corazón, que jugara damas chinas con perlas a la sombra de un mezquite. Acuérdate que entonces, ni rastro de palmeras o laureles. De cualquier modo, resulta un agasajo ver desarrollarse una historia en terreno familiar. Me sentí chilango en el lago de Chapultepec durante una representación de “El Lago de los Cisnes”.
Ya, en serio, te cuento un mitote. En la asociación de reumáticos, pues resulta que nos censuraron. No quisieron publicarnos ni a Estela (por usar vocabulario altisonante), ni a la Profe. Larriga, dama cursi sensual
(por picante), ni a mi (por erótica). ¡Cómo me divertí! Nuestra pelirroja hecha una furia. Les escupió a la cara su próximo libro a publicarse y les negó el acceso a su pluma en el futuro. ¿Yo? Simplemente, les fruncí los hombros, tome mi texto y se lo regalé al más anciano de todos pero no por ello el más tonto, José Alberto Peláez Trasviña. Viejillo divino, me encanta su melena crespa de remolinos de plata y sus ojillos llenos de sapiencia humilde. También les sacudí el libro de Sturgeon ante las narices que resoplaban al unísono. En fin, de nuevo, lanzadas a la confabulación donde sólo las palabras cantan. Me muero de ganas. Ojalá me den la traducción.
Pues, sin más. El correo de Rubén te lo mando en la semana. De sigilo en sigilo, me siento salir de un caracol. Un beso tronado y felices anglicanas pascuas,
Un poemita de Pélaez Trasviña para despertar nostalgias:
Yo sueño que el caracol introvertido no me siente.
Qué el arpa del viento rasga el preludio de las horas
Con un sigilo de espera en cada dedo
¾como si fuera un sol entre dos sombras¾
Yo no tengo la culpa de oír el diálogo marino.
No puedo huir de mi propio destino
Y hablar un lenguaje que no es mío.
Camina mi espíritu sonámbulo en busca de sueños
Y se duerme en el mar
¾cementerio de ilusiones¾
Una estrella de mar se esconde y piensa
Un romance de espumas transparentes,
Y nacen pensamientos entre el fuego
Eterno de la arena somnolienta.
Y este vivir entre corrientes opuestas
Me incita a huir de mi mismo,
Y me lleva al nocturno ambiente de tu cabellera
Donde se ven los perfiles sin línea de los dioses.
Quisiera ser el caracol de mi sueño;
Huraño en su espiral sin fin.
Pretendo escribir lo aún no escrito
Para llegar al horizonte arcaico de tu risa.
Qué el arpa del viento rasga el preludio de las horas
Con un sigilo de espera en cada dedo
¾como si fuera un sol entre dos sombras¾
Yo no tengo la culpa de oír el diálogo marino.
No puedo huir de mi propio destino
Y hablar un lenguaje que no es mío.
Camina mi espíritu sonámbulo en busca de sueños
Y se duerme en el mar
¾cementerio de ilusiones¾
Una estrella de mar se esconde y piensa
Un romance de espumas transparentes,
Y nacen pensamientos entre el fuego
Eterno de la arena somnolienta.
Y este vivir entre corrientes opuestas
Me incita a huir de mi mismo,
Y me lleva al nocturno ambiente de tu cabellera
Donde se ven los perfiles sin línea de los dioses.
Quisiera ser el caracol de mi sueño;
Huraño en su espiral sin fin.
Pretendo escribir lo aún no escrito
Para llegar al horizonte arcaico de tu risa.