Vuelvo a usted con el mismo
resquicio de Fe
de los quince años. Con las
mismas preguntas. Pocas cosas
han logrado cambiar mucho.
Hurgo en sus poemas como en el
pecho de la luz. Allí, donde
según se dice,
gotea esa paz que no conozco.
Y la escritura entonces, señor Blaga,
los minutos que llevamos al papel
para salvarlos, ¿de qué?
¿Sólo así consiguen respirar,
nos pertenecen?
¿Poesía es aquello que pudo
o que no podrá ser nunca?
O. Requena