RESPONDIENDO A UN AMIGO
¡Habla! y te diré qué haremos.
Que sean las palabras
las que alegren
el vuelo,
porque el silencio
la voz apagada
de ese futuro
que a los oídos inquieta.
¡Habla! Porque quizá
te pierda
en una esquina del cielo;
o quizá
no te halle
en sus oscuros senderos.
-No te preocupes
por los que esperan,
para entonces serán
antorchas muertas-
Mientras tanto ¡habla!
Y gocemos
de este caballo de acero.
Que sea la vida
el rugir del destino
sobre la húmeda arcilla.
Y que sean tus palabras
las que disipen el miedo
en ese silencio que, para mí, elijo.
-Ignathius-
¡Habla! y te diré qué haremos.
Que sean las palabras
las que alegren
el vuelo,
porque el silencio
la voz apagada
de ese futuro
que a los oídos inquieta.
¡Habla! Porque quizá
te pierda
en una esquina del cielo;
o quizá
no te halle
en sus oscuros senderos.
-No te preocupes
por los que esperan,
para entonces serán
antorchas muertas-
Mientras tanto ¡habla!
Y gocemos
de este caballo de acero.
Que sea la vida
el rugir del destino
sobre la húmeda arcilla.
Y que sean tus palabras
las que disipen el miedo
en ese silencio que, para mí, elijo.
-Ignathius-