Remisamente,
como el tacto de una albada,
muy despacio,
te dejaré abrir de nuevo la surtida
que nos trasladará disueltos en un alma
a la sustancia de aquel día
en que dejamos de ser dioses
para enaltecernos a la condición
de alimañas.
Partiré los goznes de tus portales más sagrados.
Subyugaré los espectros del pasado irremediable.
Delataré tus secretos furtivos
tez a tez.
Y tú,
mi acaso más lejano,
desharás todas las sombras de mi tierra abandonada
y sembrarás matices en el valle y la quebrada
Te dejaré alcanzarme las entrañas,
arrancar la piel a tiras,
y otra vez beber mi sangre,
intrigante aparecida,
por reparar la soberana a mi existencia,
resarcir aquel blasón a las almenas
y verter la vida a manos llenas.
como el tacto de una albada,
muy despacio,
te dejaré abrir de nuevo la surtida
que nos trasladará disueltos en un alma
a la sustancia de aquel día
en que dejamos de ser dioses
para enaltecernos a la condición
de alimañas.
Partiré los goznes de tus portales más sagrados.
Subyugaré los espectros del pasado irremediable.
Delataré tus secretos furtivos
tez a tez.
Y tú,
mi acaso más lejano,
desharás todas las sombras de mi tierra abandonada
y sembrarás matices en el valle y la quebrada
Te dejaré alcanzarme las entrañas,
arrancar la piel a tiras,
y otra vez beber mi sangre,
intrigante aparecida,
por reparar la soberana a mi existencia,
resarcir aquel blasón a las almenas
y verter la vida a manos llenas.