Esperaba la excitada muchedumbre el discurso de cumpleaños de Su Excelencia, en un enorme llano del desierto del Magreb, felices se sonreían unos a otros y compartían sus cacahuetes y garbanzos tostados, mientras comentaban el partido de ayer (en el que Kaká resultó lesionado) y miraban de reojo al balcón, esperando la esperada aparición de su líder indiscutible, el hombre que les había mostrado el camino, La Voz.
De repente, una música henchida de gloria cayó sobre la multitud desde unos altavoces suspendidos en el aire por unas grúas enormes y salió al balcón su Excelencia vestido de diseño, dando alegres saltitos a la pata coja, con bermudas y un chupete, saludando con un desatascador en la mano y tirando sugus a la espectación (puro show, en privado nunca hacía eso)
La masa enervada gritó:
_¡Aummmm! – O algo parecido
Su excelencia hizo una pirueta, dos cabriolas, un giro y se quedó plantado frente al micrófono como una bailarina de pacotilla, estático, con un brazo y una pierna estirados, aplanado, sostenido sobre un pie, la antitesis de la gracilidad, en forma dadivosa quedó y cara de profunda pena, una pose exageradamente humilde, teatral, muy mal hecha desde el punto de vista técnico... de esa guisa hallándose acercósele un figurante vestido de bedel medieval y le dio un pergamino que él tomó, gesticulando amaneradamente con la mano, y leyó a la masa con voz de falsete sin cambiar de postura, rojo su rostro por el esfuerzo de sostenerse con un solo pie en tan extraña postura:
_Hoy - leyó sudoroso y fatigado - en mi 44 cumpleaños, quiero celebrar con vosotros la victoria de la humanidad sobre las antiguas fórmulas que nos hacían viles y miserables. Hoy celebramos que en el mundo no hay más diferencias por raza, religión, credo o idea.
Entonces levantó los ojos y brazos al cielo y una lágrima rodó mientras gritaba en un hipo dramático:
¡Hoy celebramos que somos todos iguales!
_¡TODOS SOMOS IGUALES! – cantó por megafonía un coro de niños cantores traído de Hamburgo
Y la masa igualitaria se regocijó en un grito salido de los corazones:
_¡BEEEE!