El grito ensordecedor de los cientos de chicos –con sus padres- yendo a pintar la escuela me despertó de la sagrada siesta de los viernes. Me levanté, encendí la radio y mientras escuchaba la Obertura de Tristán e Isolda, me afeité, a continuación un grupo de jóvenes discutían la importancia de los románticos alemanes en la literatura latinoamericana. Me puse una chomba, un jean y unas tennis y salí a la calle. Mitre era un caos, una fila larguísima de autos, paragolpe contra paragolpe tomaban por el medio porque la Municipalidad estaba podando –cuidadosamente como siempre- los cientos de añosos árboles de la avenida, arreglando los canteros de flores de las plazoletas y lavando y perfumando los cordones de las aceras. Los frentistas aprovechan a cortar el césped que crece en cada jardín y en cada frente, todo tan parejito, tan verde que parece el potrero donde juegan los sábados el campeonato ínter barrial de handball, fútbol, básquet femenino, el tradicional concurso de tortas y los torneos de ajedrez.
Le pedí la bicicleta a un vecino, elegí una roja, brillante, nuevecita que se apoyaba orgullosa contra la pared y me fui a la costa. No sé si fue el viento arbolado, el canto de los miles de pájaros o el aroma de los frutales pero se me abrió el apetito. Cuando llegué me senté en un barcito y pedí un vermú. Desde bajo mi sombrilla miraba contento como los chicos jugaban en la arena y los jóvenes nadaban en las límpidas aguas del río más ancho del mundo.
Nota: Para los lectores que viven lejos de Buenos Aires y más exactamente de Wilde, esta descripción de lugares y situaciones les puede parecer normal pero tengo que prevenirlos: tales situaciones no existen: nadie respeta los árboles, ni el pasto, ni la cultura y en los barrios es muy difícil que se juegue a algo, para llegar al río, que sí existe pero está prohibido bañarse por la contaminación, hay que sortear primero un llamado cinturón ecológico donde una interminable cordillera de basura impide lo descrito y con respecto a calles y barrios de los que se hablará más adelante imagínese el lugar más siniestro, más oscuro y peligroso que pueda, de donde es casi imposible salir ileso. Fin de la aclaración.
El ruido de los 36 platitos que depositaba el mozo de un blanco impecable me interrumpió:
- lo lamento señor, el pulpo y el jamón serrano casi no quedan, pero ya sabe, los viernes esto se llena de operarios de las fábricas.- Es cierto, pensé ¡cómo podrían aguantar hasta las vacaciones toda esta belleza los miles y miles de obreros de la Avellaneda industrial ( y Quilmes y Lanús y Ezpeleta y...) Eran las 6 de la tarde, los asadores comenzaban a preparar los chivitos, los lechones y costillares, las miles de lamparitas multicolores a despertar dando comienzo a otro fin de semana popular.
Regresé a mi casa porque al comienzo de la transmisión televisiva (21 horas) daban un ciclo de cine debate. En este caso neorrealismo italiano y había que estar atento al TE. Para poder ingresar una opinión; es tanto el interés que suscita que cuando terminó me fui para Agüero y Camino a hablar de la película al Centro Social y Cultural Amigos del Arte. A las 4 de la mañana con un grupo de amigos fuimos a un campeonato de truco al bar que está enfrente de la SASETRU, la madrugada estaba tan linda que nos fuimos caminando.
Me di cuenta de la hora cuando al volver ya desde centenario por la cantidad de gente que iba a la zona comercial (Arredondo, Agüero, Belgrano, Mitre, Ramón franco, Guaminí, Evita, Perón y la costa, centenario, Boulevard, Cadorna, Linch, Acceso Bochini) Nota 2: esa zona es mas peligrosa, despoblada y miserable que una favela, jamás habrá nada que valga la pena en ese lugar y lo mas parecido al arte es un boleto picado de tren. Fin de aclaración. Era como nadar contra la corriente: bolsas y más bolsas, de todo tipo y tamaño, billeteras y billeteras, de todos los colores, billetes y billetes, de todo valor. El país es una gran bolsa a punto de reventar... por tanta producción, tanto consumo, tanta abundancia. Ya cansado me acosté, alguien borroso me alcanzó un vaso de agua y me dormí (esta vez con pastillas) Esto fue un sueño pero perfectamente podría ser realidad ¿usted no cree estar empastillado? ¿Y si la escupimos, como el “loco” de Atrapado sin Salida o la víctima de El Bebé de Rosemary? ¿No cree que si nos negamos a la pastilla podemos soñar nuestro propio sueño?
PD La frase de hoy es “Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único” John Lennon