(El reloj de arena tirado junto al cerco
Se duermen las manos se duerme el tiempo.)
Aquellas dos guitarras frotan entre sí sus cuerdas
como labios que se reconocen entre hojas de catalpa y
erizados tallos de azucenas destapando dulcemente un
recuperado idioma entre las cinturas del gemido de la suave madera
Apenas un resto de aire para el rasguido
unas hebras de lamido que cortan delgadamente el roce de los dientes
Ahora sí cinturas y cuerdas se funden en el transcurrir
El centinela de arena vive otra vez y vigila
desmenuzadamente terso.
D.J.K.
Se duermen las manos se duerme el tiempo.)
Aquellas dos guitarras frotan entre sí sus cuerdas
como labios que se reconocen entre hojas de catalpa y
erizados tallos de azucenas destapando dulcemente un
recuperado idioma entre las cinturas del gemido de la suave madera
Apenas un resto de aire para el rasguido
unas hebras de lamido que cortan delgadamente el roce de los dientes
Ahora sí cinturas y cuerdas se funden en el transcurrir
El centinela de arena vive otra vez y vigila
desmenuzadamente terso.
D.J.K.