El bosque de los Momos.
Bosque de inquietante oscuridad,
Con el sol en total enemistad,
Alamillos blancos de imagen espectral,
Acompañados de silencio sepulcral.
Tierra negra de hojarasca que se quiebra,
Que carece del verde de la hiedra,
Tierra muerta cementerio de la vida,
Que escaseando se asoma mal herida.
Ramas en el suelo cual inertes,
Que crujen ante el paso de los entes,
Entes invisibles que me observan,
Que susurran…que del miedo se alimentan.
Lugar de tan extraño acontecer,
Mundo que permite a ellos nacer,
Guardianes de mezquinos habitantes,
Que atentos permanecen inmutables.
Pequeños seres que cuidan de los entes,
Que impiden al intruso que se adentre,
Penetrando en los secretos anidados,
De aquel bosque de habitantes encantados.
Son los Momos que amenazan y defienden,
Que tóxicos matar valor pretenden,
Son criaturas que aparecen en penumbra,
Alimentándose del bosque…de su tumba.
Siniestros Momos de color alucinante,
¡Dejen entrar en su bosque al caminante!
¡Dejen tratar con los entes intangibles!
Déjenme entrar afrontando lo temible.
Humanoide