Mi guitarra habita entre la penumbra
del primer librero y del "secreter",
desde ahí me mira como reprochando
y calladamente parece decir:
-¡Tómame en tus brazos, rescata mis notas!-
Nada le respondo… ya no puede ser.
Es que pareciera que ella no comprende
que al paso del tiempo al fin he olvidado
como recorrían mis dedos sus trastos,
tampoco recuerdo las tonalidades
ni entiendo de escalas mayores, menores
ni de sostenidos, ni de medios tonos,
que se han alejado todos los arpegios
y que aunque quisiera ya no volverán…
Le pido que siga dormida y silente,
con sus cuerdas rotas desde años atrás,
altiva, sin quejas, de pie, dignamente
como murió el árbol del que se formó…
del primer librero y del "secreter",
desde ahí me mira como reprochando
y calladamente parece decir:
-¡Tómame en tus brazos, rescata mis notas!-
Nada le respondo… ya no puede ser.
Es que pareciera que ella no comprende
que al paso del tiempo al fin he olvidado
como recorrían mis dedos sus trastos,
tampoco recuerdo las tonalidades
ni entiendo de escalas mayores, menores
ni de sostenidos, ni de medios tonos,
que se han alejado todos los arpegios
y que aunque quisiera ya no volverán…
Le pido que siga dormida y silente,
con sus cuerdas rotas desde años atrás,
altiva, sin quejas, de pie, dignamente
como murió el árbol del que se formó…