Con la calma que el destino seducía,
lentamente descendía hacia el olvido,
aquel espíritu indomable y aguerrido,
que en otrora contra el viento se mecía.
Y ese espíritu lacayo cual vampíro,
con los años sus encantos padecía,
y entre el polvo de armaduras fallecía,
y quedaron sus recuerdos en papiro.
A lo lejos, el llanto de las parcas
se escuchaba, y Karonte se reía...
por su triunfo al colocarle marcas
Al osario del caballero...su hidalguía...
le llevaron con sus penas a las blancas...
azucenas que mueren noche y día.
lentamente descendía hacia el olvido,
aquel espíritu indomable y aguerrido,
que en otrora contra el viento se mecía.
Y ese espíritu lacayo cual vampíro,
con los años sus encantos padecía,
y entre el polvo de armaduras fallecía,
y quedaron sus recuerdos en papiro.
A lo lejos, el llanto de las parcas
se escuchaba, y Karonte se reía...
por su triunfo al colocarle marcas
Al osario del caballero...su hidalguía...
le llevaron con sus penas a las blancas...
azucenas que mueren noche y día.