arrugadas tras la máscara siniestra
y un tridente sobresale en cada diestra,
es Satan que transpira tras las gradas...
Hay un lóbrego silencio entristecido
entre el humo las miradas turbulentas,
una herida que se roba los despojos
y la luna que no alcanza para un lobo...
La Cañada de las brujas se alimenta
del gusano final que seca los recuerdos
mira las capas que se agitan con el viento
cada vez más macabro y ellas lentas...
El olvido de un sarcofago que grita
un regreso al amor que ha fallecido,
tras los árboles que rugen mientras silba
una caricia sobre el seco muslo de la vida...