Creo en ti; y en cada suelo
que pisaste,
en cada lengua
que enseñaste,
en cada libro
que escribiste
y en cada hombre
que te ultrajó.
Creo en ti; y en la mujer
que con una mirada
nos desata en tempestades
y con una sonrisa
nos cobija con sueños.
Creo en ti; y en las quimeras
lejos de los Andes,
rutas del hielo,
imperios del fuego,
rostros puntuales
al tiempo y sus espacios.
Creo en ti; y en la flor que riegan
los desiertos,
roja como el sol y la luna
en sus espejos.
Creo en ti; nave o viajero,
ida o regreso,
espiral vuelo,
umbilical rumbo.
-Ignathius-