En la intranquilidad de la noche alborotada,
Bajo la luna llena del aullar idolatrada,
Suman ya parejas en inverosímil danza,
De la hora habida de mortal desesperanza.
Son por cientos, miles de ellos,
Que se abrazan, se entrelazan y se aman,
Que al sigilo del calor se hermanan,
En sutil hogar de iluminar destellos.
Seres simples a la vista humana,
Almas libres que la noche emana,
Que enloquecen en orgía grotesca,
Justo antes de que el día perezca.
Lamentos frígidos de vientos gélidos,
Sonrisas mórbidas, de crueles heteras,
Inocentes animas de mentes ásperas,
Que sucumben frágiles a inertes lívidos.
Noche celebre del peor pecado,
De no juzgar al ser amado,
Noche de intrigas y quebrantos,
De dulce fragancia de amarantos,
Que hiere certera a los amantes,
Amantes lentos de horas galopantes,
Que intercambian, que condenan,
Que de fantasías impuras desenfrenan,
Noche lujuriosa de espectral esencia,
Que perturba, que nubla la inconciencia.
Bajo la luna llena del aullar idolatrada,
Suman ya parejas en inverosímil danza,
De la hora habida de mortal desesperanza.
Son por cientos, miles de ellos,
Que se abrazan, se entrelazan y se aman,
Que al sigilo del calor se hermanan,
En sutil hogar de iluminar destellos.
Seres simples a la vista humana,
Almas libres que la noche emana,
Que enloquecen en orgía grotesca,
Justo antes de que el día perezca.
Lamentos frígidos de vientos gélidos,
Sonrisas mórbidas, de crueles heteras,
Inocentes animas de mentes ásperas,
Que sucumben frágiles a inertes lívidos.
Noche celebre del peor pecado,
De no juzgar al ser amado,
Noche de intrigas y quebrantos,
De dulce fragancia de amarantos,
Que hiere certera a los amantes,
Amantes lentos de horas galopantes,
Que intercambian, que condenan,
Que de fantasías impuras desenfrenan,
Noche lujuriosa de espectral esencia,
Que perturba, que nubla la inconciencia.