Bebo de la copa
que bebió cristo,
La dulce hiel
de otros estigmas.
Allí caminamos juntos
a la colgota,
aquella que remidió
cada recóndito
de nuestro deseo.
Bebo en cada mañana,
la sangre llena de pecado,
cual dolor que fue infringido
por mi látigo
en sus siete caídas.
Ahí cave junto a Pilatos
esos llantos con los que hoy
lloran esos niños.
que bebió cristo,
La dulce hiel
de otros estigmas.
Allí caminamos juntos
a la colgota,
aquella que remidió
cada recóndito
de nuestro deseo.
Bebo en cada mañana,
la sangre llena de pecado,
cual dolor que fue infringido
por mi látigo
en sus siete caídas.
Ahí cave junto a Pilatos
esos llantos con los que hoy
lloran esos niños.