entonces abre la ventana
y escapa por ella,
devora a la noche
y la noche la devora a ella.
Se envuelve en caricias de sombras
y brisas,
traga a bocanadas pedazos de vida,
recorre las calles, oscuras,
vacías,
recoge silencios
que hay por las esquinas,
historias dormidas que viven al raso,
miradas cansadas
en un mar de asfalto,
corazones rotos de putas, borrachos,
besos que se escurren en viejos peldaños,
lascivas pasiones nadando en los charcos,
maullidos de gato sobre los tejados.