El concierto

El vestido azul le caía con gracia, su mirada tenía lo que había visto en ciertas ocasiones, un extraño brillo de pájaro, como si mirara más allá, como si estuviera atravesando cada trozo de piel de cada uno de nosotros. Se sentó y miró sosegadamente el piano, el vestido rozó tímidamente sus zapatos y mi corazón comenzó a latir de una manera inusual. Amaba a esa mujer, amaba cada uña o gesto, cada lágrima y cada beso, así como amaba su lejanía y sus abrazos. La música en ella era todo, o casi todo, entonces su finos dedos como si tuvieran vida propia comenzó con el vivace con esa fuerza que la trasformaba a medida que el ese concierto en particular iba creciendo dentro de ella. El concierto nº 3 de Rachmaninov, decía que era uno de los desafíos más grande que hubo que atravesar en toda su carrera de pianista, la velocidad con la que había que ejecutar algunas partes del concierto hacían que su cara se transformara en alguien que pareciera haber salido de las tantas obras de pintura que Rachmaninov había contemplado a lo largo de su tormentosa vida y que le daban inspiración. Miré entonces la cara de cada uno de mis amigos y noté que estaban extasiados, el brillo de sus miradas eran algo inusual y sobre en los solos con esa magia rítmica con la que habían sido creados hacían que las manos comenzaran a asentir involuntariamente ante semejante actuación. Fue un concierto interpretado con brillantes y emoción y al finalizar el público estalló en aplausos y mis lágrimas de emoción comenzaron a caer mientras mis manos se esmeraban en aplaudir semejante actuación más fuerte que ninguno de los presentes.
No se si fue solo una ilusión o si ella en realidad dedicó aquella mirada hacia mi palco y esbozó una pequeña sonrisa y entreabrió su delicados labios en un gracias casi imperceptible, pero sentí eso, que a pesar de quien desde la salida de camarines la llevaba del brazo, ella puso solamente su mirada de amor en mí.

Nota: Van dos escenas de Shine....

un tocazo!

el escrito y Shine!

muy bien