Después de vos quedaron azucenas en los parques.
El cielo fue más cielo y el amor dejó de ser ese misterio.
Aquel recorrido insaciable de bocas y de cuerpos,
ese otro país desierto y estéril ausente de deseo,
carente de ese destello unísono y brillante.
Aquel con el que nos atravesó una tarde.
La multiplicidad de versos, caricias y canciones.
No podrás callarlos, no podrás nunca borrar
aquel sabor de nuestras tardes de verano,
mi mirada detenida para siempre entre tus ojos
el milagro adorado de tus ojos,
tu duende, tu risa y el latido de tu alma.
Y tu corazón que gritó de amor entre mis manos
Después de vos la vida es aún más bella,
dibujo tu nombre entre las sábanas,
canto canciones olvidadas.
Beso a mis hijos con más fuerzas, con más ansias.
Adoro cada segmento, cada minuto, cada instante,
las avenidas son más anchas, la luna es más luna
y este sol parece más sol en las mañanas.
Me digo a solas no te fuiste, estás en todas partes.
En aquella figura que duerme en un estante,
en los vendedores del once, en cada diario.
En aquella plaza donde las madres rondan y nos abrazan,
en nuestra bandera que se bate entre sueños y traiciones,
en los rostros del obrero, de cada mano que ruega.
en cada milímetro de sueños de cada pobre.
En la lejanía absurda, en la fragilidad de la duda
y en este, nuestro infinito adiós interminable.
El cielo fue más cielo y el amor dejó de ser ese misterio.
Aquel recorrido insaciable de bocas y de cuerpos,
ese otro país desierto y estéril ausente de deseo,
carente de ese destello unísono y brillante.
Aquel con el que nos atravesó una tarde.
La multiplicidad de versos, caricias y canciones.
No podrás callarlos, no podrás nunca borrar
aquel sabor de nuestras tardes de verano,
mi mirada detenida para siempre entre tus ojos
el milagro adorado de tus ojos,
tu duende, tu risa y el latido de tu alma.
Y tu corazón que gritó de amor entre mis manos
Después de vos la vida es aún más bella,
dibujo tu nombre entre las sábanas,
canto canciones olvidadas.
Beso a mis hijos con más fuerzas, con más ansias.
Adoro cada segmento, cada minuto, cada instante,
las avenidas son más anchas, la luna es más luna
y este sol parece más sol en las mañanas.
Me digo a solas no te fuiste, estás en todas partes.
En aquella figura que duerme en un estante,
en los vendedores del once, en cada diario.
En aquella plaza donde las madres rondan y nos abrazan,
en nuestra bandera que se bate entre sueños y traiciones,
en los rostros del obrero, de cada mano que ruega.
en cada milímetro de sueños de cada pobre.
En la lejanía absurda, en la fragilidad de la duda
y en este, nuestro infinito adiós interminable.