VACÍO I
Su silencio va vestido
del dolor de su propia sangre
entre unas luces sin oxigeno
estrangulando siluetas tras su ventana
construida de contornos profundos.
Su crepúsculo de lepidópteros
baila cantares de soledad
sobre un tejado arrancado
por el galope desnudo de unos besos
que viajaban a su mausoleo callado.
Canta su desamor rozando al viento
y al suelo de lo celeste
abriéndose camino entre su aliento
y sus estrellas de fuego
que mueven las siluetas de su espejo.
Vigila sus propias huellas de huno
incendiarias de sus flores sembradas
entre un cielo que creía infinito
y un infinito rebajado a cielo
reflejando herida en su propia daga.
Y sueña con hacer brasas de olvido
a los títeres vestidos de amor
bisturís de sus pupilas despiertas.
Sueña con el viento al que ama
mientras su sueño es soñado.
Su silencio va vestido
del dolor de su propia sangre
entre unas luces sin oxigeno
estrangulando siluetas tras su ventana
construida de contornos profundos.
Su crepúsculo de lepidópteros
baila cantares de soledad
sobre un tejado arrancado
por el galope desnudo de unos besos
que viajaban a su mausoleo callado.
Canta su desamor rozando al viento
y al suelo de lo celeste
abriéndose camino entre su aliento
y sus estrellas de fuego
que mueven las siluetas de su espejo.
Vigila sus propias huellas de huno
incendiarias de sus flores sembradas
entre un cielo que creía infinito
y un infinito rebajado a cielo
reflejando herida en su propia daga.
Y sueña con hacer brasas de olvido
a los títeres vestidos de amor
bisturís de sus pupilas despiertas.
Sueña con el viento al que ama
mientras su sueño es soñado.