NOCHE ETERNA
Sin querer el cantar ahogado
sumerjo mi sol en el mar,
en sus curvas de muerte palidecida
por lo eterno de su inmensidad.
Muere la carne bajo la piel
entre el reflejo de la duda
que salta de herida a miel
gimiendo su condena de amargura.
Siguen los cuerpos chocando
con las rectas del alma trazada
y abre el hueco entre mis cejas
el corcho de botella anestesiada.
Veo en la piel del perro moribundo
el vuelo perdido de mariposa
punto y coma de un texto infinito
perdido en lo enterrado de este mundo.
Clava razón la noche en el día,
entre paredes blancas
de grietas en la mano.
Infinitos de espuma
y polvo respirado
por las noches que atan
la quietud de melodía.
Sin querer el cantar ahogado
sumerjo mi sol en el mar,
en sus curvas de muerte palidecida
por lo eterno de su inmensidad.
Muere la carne bajo la piel
entre el reflejo de la duda
que salta de herida a miel
gimiendo su condena de amargura.
Siguen los cuerpos chocando
con las rectas del alma trazada
y abre el hueco entre mis cejas
el corcho de botella anestesiada.
Veo en la piel del perro moribundo
el vuelo perdido de mariposa
punto y coma de un texto infinito
perdido en lo enterrado de este mundo.
Clava razón la noche en el día,
entre paredes blancas
de grietas en la mano.
Infinitos de espuma
y polvo respirado
por las noches que atan
la quietud de melodía.