Canto de sirena.

Escuché sentado en la arena
en una tarde inmersa en otoño
un conquistador canto de sirena
que me devolvió a mi vida todo.

Las ganas de vivir, de volver a amar,
de ser el que hace un tiempo fui,
de celebrar, de reír, de volver a soñar,
en ese preciso instante, la vi.

Dejando surcos en la arena tras sus pasos
coqueteaba con su pelo rubio la brisa,
sus caderas simulaban olas del mar bravo,
el ultimo rayo de sol envidiaba su sonrisa.

Ya delante de mi sus palabras eran plata
para mis oídos inquietantes por escucharla,
seguí allí diciéndome tan bellas palabras;
lo mucho que desde hacía tiempo me amaba.

Lo había mantenido en silencio
sufriendo al verme sin que yo la viera,
ya las estrellas adornaba el cielo
cuando se sentó a mi lado en la arena.

La luna presidia aquel momento
y a tres palmos de mi boca y la suya
me declaraba todos sus sentimientos;
mientras, el amor surgía como la espuma.

En un momento en que sus palabras
tomaron una pausa en forma de silencio;
mis labios y sus labios no aguantaron mas
y se sellaron en un primer y tierno beso.


Jesús J.J.L