José Marulo está de novio con “ella”. La ama. La cubre de besos. Se lo dice, peor, le dice lo que piensa. La mima todo el tiempo. Es un verdadero caballero andante: un antiguo.
“Ella” sonríe cada vez mas cansada. Cada vez más aburrida. Digámoslo de una vez: no-lo-ama.
No, no es ruin, simplemente su corazón no se identifica, no le alcanza, no le sirven las buenas intenciones. Comprende perfectamente que un amor no es un proyecto. Amor no es una casa, no es estabilidad, ni siquiera fidelidad. Un amor es algo que sucede.
Incomprensible, inexplicable, maravilloso.
Y a “ella” con Marulo no le sucede
Se separan
El, desesperado, le ofrece un ojo. Para acompañarla siempre
Sorprendida (pero no convencida) lo acepta
Oooooooo, dicen los curiosos
Aaaaaaaaah, dicen los románticos
Uuuuuuuuuu, dicen los escépticos
“Ella” vuelve a su vida individual, sola y con el ojo de Marulo en su mano.
El flamante tuerto es feliz, siente que la acompaña, que algún día, algún día “ella” con sus labios rojos le dirá: Ven a buscarme.
Al principio todo marcha bien para Marulo: la ve dormirse con su ojo en la mano, darle de comer al gato, mirar una película.
Pasa el tiempo. Un día ella se olvida el ojo en el comedor. Marulo la ve salir. Desesperado la llama por teléfono.
-El ojo, el ojo, te olvidaste el ojo
“Ella”, camino a la peluquería se vuelve, recoge el ojo y va por su peinado nuevo
Ahora sí. Marulo cree que son felices
Pero no
“Ella” intenta vivir su vida, Marulo solo es espectador. Literalmente
Los días pasan
Hasta que una vez suena el teléfono
“Ella se viste, toma mecánicamente el ojo y sale
Juntos van a un bar
“Ella” se sienta, apoya el ojo sobre la mesa y pide un café. Marulo sonríe.
De pronto otro hombre se sienta a la mesa de “ella”. Conversan.
Marulo ve una sonrisa desconocida para él en la cara de “ella”
Charlan, el hombre juega con el ojo, Marulo se siente ahogado. Busca el teléfono. Llama. “Ella” lo apaga. Marulo se retuerce.
Pagan y salen. El ojo ve como el hombre desliza su brazo sobre el hombro de “ella” que impensadamente lo deja hacer.
Oooooooooooooo, dicen todos
Menos los incrédulos que repiten: uuuuuuuuuuuuuuuuuu
Pero Marulo, desesperado, hizo fuerza y más fuerza para cerrar ese ahora maldito ojo y no ver más. Entonces, el otro ojo, el que hasta ese momento se dedicaba a mirar la realidad, se torció y se torció hasta acompañar a su par, porque esa era también la realidad, oculta, anhelada, esquiva realidad.
Y lloraron juntos.
Moraleja: el ojo puede mentir ¿quién te dice que esa sonrisa amable que vez no sea en realidad, una carcajada del diablo o la portada de radiolandia del año 50? Muchas veces nuestro ojo vaya a saber porqué, no nos dice la verdad
https://youtu.be/JM7cV1HqVio
“Ella” sonríe cada vez mas cansada. Cada vez más aburrida. Digámoslo de una vez: no-lo-ama.
No, no es ruin, simplemente su corazón no se identifica, no le alcanza, no le sirven las buenas intenciones. Comprende perfectamente que un amor no es un proyecto. Amor no es una casa, no es estabilidad, ni siquiera fidelidad. Un amor es algo que sucede.
Incomprensible, inexplicable, maravilloso.
Y a “ella” con Marulo no le sucede
Se separan
El, desesperado, le ofrece un ojo. Para acompañarla siempre
Sorprendida (pero no convencida) lo acepta
Oooooooo, dicen los curiosos
Aaaaaaaaah, dicen los románticos
Uuuuuuuuuu, dicen los escépticos
“Ella” vuelve a su vida individual, sola y con el ojo de Marulo en su mano.
El flamante tuerto es feliz, siente que la acompaña, que algún día, algún día “ella” con sus labios rojos le dirá: Ven a buscarme.
Al principio todo marcha bien para Marulo: la ve dormirse con su ojo en la mano, darle de comer al gato, mirar una película.
Pasa el tiempo. Un día ella se olvida el ojo en el comedor. Marulo la ve salir. Desesperado la llama por teléfono.
-El ojo, el ojo, te olvidaste el ojo
“Ella”, camino a la peluquería se vuelve, recoge el ojo y va por su peinado nuevo
Ahora sí. Marulo cree que son felices
Pero no
“Ella” intenta vivir su vida, Marulo solo es espectador. Literalmente
Los días pasan
Hasta que una vez suena el teléfono
“Ella se viste, toma mecánicamente el ojo y sale
Juntos van a un bar
“Ella” se sienta, apoya el ojo sobre la mesa y pide un café. Marulo sonríe.
De pronto otro hombre se sienta a la mesa de “ella”. Conversan.
Marulo ve una sonrisa desconocida para él en la cara de “ella”
Charlan, el hombre juega con el ojo, Marulo se siente ahogado. Busca el teléfono. Llama. “Ella” lo apaga. Marulo se retuerce.
Pagan y salen. El ojo ve como el hombre desliza su brazo sobre el hombro de “ella” que impensadamente lo deja hacer.
Oooooooooooooo, dicen todos
Menos los incrédulos que repiten: uuuuuuuuuuuuuuuuuu
Pero Marulo, desesperado, hizo fuerza y más fuerza para cerrar ese ahora maldito ojo y no ver más. Entonces, el otro ojo, el que hasta ese momento se dedicaba a mirar la realidad, se torció y se torció hasta acompañar a su par, porque esa era también la realidad, oculta, anhelada, esquiva realidad.
Y lloraron juntos.
Moraleja: el ojo puede mentir ¿quién te dice que esa sonrisa amable que vez no sea en realidad, una carcajada del diablo o la portada de radiolandia del año 50? Muchas veces nuestro ojo vaya a saber porqué, no nos dice la verdad
https://youtu.be/JM7cV1HqVio