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Cuando me refiero a este amor que nos pasa yo le digo amorcito. Porque a los ojos de los amores tumultuosos, tórridos e intensos que me muestra la TV es algo pequeño. Es como la isla de Mururoa para el océano pacífico. Apenas un punto en semejante inmensidad. Acaso un par de sonrisas y una caricia hamacadas en el tiempo.
Eso sí. Sin prisa. Sin apuro. No sea cosa que nos devoren los gigantes del presente. Sí, prefiero ser un amor modesto. Hecho de a poco. Sin registro en el universo. Momentos de felicidad y de dolores que no se tengan en cuenta en la marcha del tiempo presente. Como mucho un amor ajeno a las primeras páginas de diarios de tirada masiva. Con un recuadrito que diga: Acá estamos, me alcanza. No me interesa que se hable de nosotros en noticias ajenas. A lo sumo ser un rumor de una felicidad desconocida.
Nos creemos importantes por un beso que roza lo sublime. Pero somos insignificantes frente a la pantalla en que se ha convertido el mundo. No me permito quejas. Sé que no ha sido extraordinario pero es nuestro beso, un alma abierta y un deseo de eternidad. Y no es poco. Este nuestro amor existe entre tantos amores heroicos. Y nunca lo gritaremos porque somos modestos. A lo más, sonreiremos felices, frente a frente, en nuestra pieza.
No existimos para el mundo. Pero estoy más que satisfecho con el murmullo apenas audible de tus Te Quiero.
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Cuando me refiero a este amor que nos pasa yo le digo amorcito. Porque a los ojos de los amores tumultuosos, tórridos e intensos que me muestra la TV es algo pequeño. Es como la isla de Mururoa para el océano pacífico. Apenas un punto en semejante inmensidad. Acaso un par de sonrisas y una caricia hamacadas en el tiempo.
Eso sí. Sin prisa. Sin apuro. No sea cosa que nos devoren los gigantes del presente. Sí, prefiero ser un amor modesto. Hecho de a poco. Sin registro en el universo. Momentos de felicidad y de dolores que no se tengan en cuenta en la marcha del tiempo presente. Como mucho un amor ajeno a las primeras páginas de diarios de tirada masiva. Con un recuadrito que diga: Acá estamos, me alcanza. No me interesa que se hable de nosotros en noticias ajenas. A lo sumo ser un rumor de una felicidad desconocida.
Nos creemos importantes por un beso que roza lo sublime. Pero somos insignificantes frente a la pantalla en que se ha convertido el mundo. No me permito quejas. Sé que no ha sido extraordinario pero es nuestro beso, un alma abierta y un deseo de eternidad. Y no es poco. Este nuestro amor existe entre tantos amores heroicos. Y nunca lo gritaremos porque somos modestos. A lo más, sonreiremos felices, frente a frente, en nuestra pieza.
No existimos para el mundo. Pero estoy más que satisfecho con el murmullo apenas audible de tus Te Quiero.