"Vuelvo del arrabal,
del estremecimiento vespertino,
que aunado a los elogios malvados
me inducen a ridiculizar lo propio
y censurar lo ajeno,
lo rosáceo y falso de espíritu.
Vengo tras ese bouquet ácido de la pasión mundana
y las elegantes palabras,
marejadas de hipocresías
para revelar, una vez más,
la verdadera poesía,
la que cabe en la moderna sabiduría de los solitarios
y de los vagabundos.
Los ustedes, los tus y los yos.
Ah!
La poesía negra y sus demás yerbas.
Vengo por ese camino estridente
donde chirrían cadenas
y suspiros.
Vengo por los escaparates del averno
y los desgarros del cielo.
He aquí que la escritura,
por enésima vez,
volverá a sangrar."
del estremecimiento vespertino,
que aunado a los elogios malvados
me inducen a ridiculizar lo propio
y censurar lo ajeno,
lo rosáceo y falso de espíritu.
Vengo tras ese bouquet ácido de la pasión mundana
y las elegantes palabras,
marejadas de hipocresías
para revelar, una vez más,
la verdadera poesía,
la que cabe en la moderna sabiduría de los solitarios
y de los vagabundos.
Los ustedes, los tus y los yos.
Ah!
La poesía negra y sus demás yerbas.
Vengo por ese camino estridente
donde chirrían cadenas
y suspiros.
Vengo por los escaparates del averno
y los desgarros del cielo.
He aquí que la escritura,
por enésima vez,
volverá a sangrar."