He tocado tantas veces
la puerta del infierno
que ya es un vicio…
Un ruin hábito
La nada no se revela
Y mi piel escarchada
va cayendo en pedazos
¿Es acaso mi destino
vivir este invierno
sin la más nimia lumbre
que atar a mis manos?
Y qué será de mis flores
Que añejas y secas
De tristeza agonizan
por tiempos pasados
Quién cuidará de mi alma
en aquel libro sagrado
Donde los poemas
son más que poemas
y sueños lejanos…
¿Quién me dejará
morir a su lado…?