Cuenta la leyenda inuit , que en los mares de Rusia solian salir de pesca una madre y su hijo.El niño era ciego y debido a su minusvalia su madre no lo trataba muy bién.Un dia una gran ave volaba sobre el niño y habiendo cojido en sus alas gotas del mar ...las dejó caer sobre los ojos del niños curando su ceguera.
El niño le ocultó a su madre que estaba curado y uno de esos dias de pesca su madre; como de costumbre ,rodeó su cintura con la cuerda del gran arpón y le pidió al chico que lanzara el arpón para pescar un pez...el niño como venganza hacia ella apuntó hacia un pez enorme ..el cuál arroyo a su madre al océano ,quedando envuelta entre una ballena beluga y el otro extremo del arpón y así se creó el narval.
En la Europa Medieval se creía que el colmillo del narval era el cuerno del legendario unicornio.
Como los comillos eran considerados mágicos, los vikingos y otros comerciantes del norte, los vendían a cambio de muchísimo oro, antiguamente un colmillo de narval valía su peso en oro. Los colmillos eran utilizados para hacer vasos y tazas, pues se creía que daba protección de cualquier veneno que hubiera sido derramado en la bebida. Durante el siglo XVI, la reina Isabel I de Inglaterra recibió un colmillo por £10.000 – el precio de un castillo, el cual usó como un cetro
La realidad sobre el origen del colmillo se desarrolló gradualmente durante la Era de los Descubrimientos, cuando exploradores y naturalistas empezaron a visitar las regiones Árticas. En 1555, Olaus Magnus publicó un dibujo de una criatura similar a un pez con un cuerno sobre la frente, mientras que en 1577, Martin Frobisher representó un cuerno dirigido hacia la frente y no sobre ella. El final definitivo de la leyenda llegó en 1638, cuando el zoólogo danés Olaus Wormius, dio una lectura pública acerca de los colmillos de narval.