arcano navegas
las aguas inquietas
de mis albores
evocando tu figura,
velada.
Despierta,
tu ausencia me azota,
con lenguas de fuego
me quemas.
Y mi ávida boca
anhela tu esencia,
sublime.
Dormida, apareces
y luego te esfumas.
Despierta, me hieres,
me acosas y abrumas.
¿Es que no te das cuenta?
Tu melancolía
me pertenece
ahora y por siempre…