LOS SUFRIMIENTOS DEL JOVEN CALÍGULA...

Mis anhelos son vagos, poéticos.
¿Qué estaré esperando?
"La merveilleus", quizá.
Mi hambre no procede
de región precisa de mi cuerpo,
nadie me resulta deseable.
Así que tomaré el libro
del diario de mi corta vida
y abordaré, solo, el tren.

No puedo ver tal como debe ser.
No puedo ver a nadie
como realmente es.
Ustedes tienen que decepcionarme
a la fuerza,
porque no estoy esperando a alguien
ahora, y nunca tal vez.

CALÍGULA

¡oh! es normal m¡rarse al espejo y decepc¡onarse

desventurado tú que t¡enes tantas manos que te palmearán la espald¡ta y hombr¡tos sobre los que llorar


eso te hará, además de fanfarrón, deb¡l

Muchas decepciones conducen a la resignación. Esa veguedad, esa ceguera. Ese dejarse ir. Y sí, no esperar nada.

El sufrimiento de ya no sufrir.

nada como la juventud, vapor de exper¡enc¡a en solo vocablo, para guardar esperanza

y ¡oh esperanza! ¡el últ¡mo mal!

¡mald¡ta Pandora!

La esperanza es inevitable. Emerge, por encima de la oscuridad, por encima de nuestro afán por nombrarla salitre y ungirnos martires. Pero la vida nos sube al tren y de ese viaje caemos en recodos, exabruptos, hondanadas.

......caemos en recodos,exabruptos,hondonadas......hasta la próxima esperanza

y as¡ v¡v¡r

desesperados