Dedos absurdos y dóciles. Mi corazón ciego se empeña en instalarte
en el centro de la ciudad dormida para que comiences a latir:
puño rojo contra la herida abierta.
No sé qué fuegos de artificio iluminan los recuerdos de una canción antigua.
Prometo no distraerme. Prometo volver al principio. Colores, secretos.
La noche con sus vueltas de rueda inagotable.
Imagen: Noche estrellada. Vincent Van Gogh.