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La miro escudriñando,
buscando un mohín en sus ojos que revele bonanza,
y así poder yo desbaratar conjuros ceñidos al alma
por los alaridos del antecesor
que profana su sangre.
Duerme,
la noche te abarca.
Aquella mañana vagamos por las umbrías del palacio,
buscando un afecto entre las frondas y las copas de las acacias,
tiernamente hurté su mano y le discerní la ventura de un futuro
más allá del horizonte nublado.
Las revelaciones son secretos que un digno no puede desvelar.
Y ahora,
en la templada tarde de los pichones,
ella revolotea la cámara danzando con tres sándalos en cada mano,
embalsamando el aire que alentamos,
sonriendo desde el fondo de su alma,
tal que una Gracia.
Musa del Occidente
¿De dónde vienen las aves hermosas?
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La miro escudriñando,
buscando un mohín en sus ojos que revele bonanza,
y así poder yo desbaratar conjuros ceñidos al alma
por los alaridos del antecesor
que profana su sangre.
Duerme,
la noche te abarca.
Aquella mañana vagamos por las umbrías del palacio,
buscando un afecto entre las frondas y las copas de las acacias,
tiernamente hurté su mano y le discerní la ventura de un futuro
más allá del horizonte nublado.
Las revelaciones son secretos que un digno no puede desvelar.
Y ahora,
en la templada tarde de los pichones,
ella revolotea la cámara danzando con tres sándalos en cada mano,
embalsamando el aire que alentamos,
sonriendo desde el fondo de su alma,
tal que una Gracia.
Musa del Occidente
¿De dónde vienen las aves hermosas?
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