Escribo entre danzas de matices
que van naciendo
en cada giro de mi alma.
Por eso bebo
el licor de mil colores
que destila
cada hoja que sucumbe
al silbido de la serpiente.
Por eso la poesía
es veneno para el abstemio
y alimento
para el hereje.
¿Cuál secuela
digna de quedarse
para siempre en las rutas
de la carne,
sino aquella que dejan las gotas
de un licor
de colores indelebles?
Gotas de tinta,
lo llaman aquellos que lo beben;
tragos de tristeza
o felicidad
aquellos que así lo entienden.
Pero más allá
del escualido nombre,
la poesía sigue siendo
y será
el frondoso árbol
por cuyo tronco resbala
el almíbar
que hace adicto a los dedos
a esos campos
que hay más allá de este paraiso que nada resuelve.
By Carlito el cavernícola