Morir en una canción de antaño,
evocando esas noches transcurridas
junto al cuerpo de la amada;
es revivir la luz de los luceros
que sólo se suceden cada mil años
y pulsar de nuevo
las cuerdas de una vieja guitarra.
Amor mío, cantan tu nombre
las aguas de una fuente solitaria;
vierten mis lágrimas
los ojos de la resquebrajada roca.
Y las siluetas entrelazadas
de los amantes ya enterrados
dibujan la danza del fuego de un amor perpetuo.
No es entonces cierto
que no haya vida en el pétreo horizonte
que nos mira desde lejos.
No es entonces cierto
que no hayan sombras que perfumen
con su aroma
el paso lento del tiempo y su encorvada espalda.
By Carlito el cavernícola
evocando esas noches transcurridas
junto al cuerpo de la amada;
es revivir la luz de los luceros
que sólo se suceden cada mil años
y pulsar de nuevo
las cuerdas de una vieja guitarra.
Amor mío, cantan tu nombre
las aguas de una fuente solitaria;
vierten mis lágrimas
los ojos de la resquebrajada roca.
Y las siluetas entrelazadas
de los amantes ya enterrados
dibujan la danza del fuego de un amor perpetuo.
No es entonces cierto
que no haya vida en el pétreo horizonte
que nos mira desde lejos.
No es entonces cierto
que no hayan sombras que perfumen
con su aroma
el paso lento del tiempo y su encorvada espalda.
By Carlito el cavernícola