Hazme un lugar en tu brillo,
y detén el corcel
en aguas
encrespadas
Henchirme de la brisa
que murmuras,
cubrir con tus olas
mi cuerpo.
De noche a noche
cabalgar
la entraña
de tu mar,
emerger
cuando el último
barco
se haya ido.
De romo a filo
expirar
en los bordes
de tu encaje...
Entonces la vida será
bastón de ciego,
la luna abrasará
en el lecho,
las gaviotas
por fin descansarán
en la proa del anhelado sueño.
VILMA PICAPIEDRA