Con el límpido vaivén de una hoja que ahora pasa
atisbando en el paisaje un resplandor,
con un loco itinerario de lejanas palabras
así va lentamente tu loco corazón.
Cual suspiro salvaje de una diosa caliente
que sube lentamente por un dulce licor,
deseando hallar la savia de nuevos horizontes
así va transitando tu sed de trovador.
Cuando el día culmina y las paginas se cierran
para que entre suavemente algún sopor,
padeciendo distancias que no se vencen nunca
así va por la vida el son de tu clamor.
Y si ves en la noche un relámpago furtivo
que se alza entre las nubes de un cielo ya marrón,
recuerda que en la vida las cosas más queridas
son apenas un instante, igual que tu dolor.
Por eso si se cierra tu risa de repente
y ya no ves el frente de tu ardiente rencor,
camina con el alma curtida de experiencia
y confía en las penas que tu vida sufrió.
No todo lo que brilla en la noche serena
es esa luna llena que no tiene color,
pudiera ser que un día cualquiera de tu vida
te abracen suavemente, y te digan ¡mi amor!...
Adan Bird
atisbando en el paisaje un resplandor,
con un loco itinerario de lejanas palabras
así va lentamente tu loco corazón.
Cual suspiro salvaje de una diosa caliente
que sube lentamente por un dulce licor,
deseando hallar la savia de nuevos horizontes
así va transitando tu sed de trovador.
Cuando el día culmina y las paginas se cierran
para que entre suavemente algún sopor,
padeciendo distancias que no se vencen nunca
así va por la vida el son de tu clamor.
Y si ves en la noche un relámpago furtivo
que se alza entre las nubes de un cielo ya marrón,
recuerda que en la vida las cosas más queridas
son apenas un instante, igual que tu dolor.
Por eso si se cierra tu risa de repente
y ya no ves el frente de tu ardiente rencor,
camina con el alma curtida de experiencia
y confía en las penas que tu vida sufrió.
No todo lo que brilla en la noche serena
es esa luna llena que no tiene color,
pudiera ser que un día cualquiera de tu vida
te abracen suavemente, y te digan ¡mi amor!...
Adan Bird