Plegaria del día siguiente
Como al mar que incandescencia nívea remonta cántico,
te escucho memoria platicarme cuitas viruta diligente;
a lápiz escribes, inadvertido milagro, espuela iluminanda
a golpe de luna, días perdidos. Tu lejanía, ánima mordiente,
me pringa el corazón de suspiros. Pájaros reverberan filo
frente lo que aún está por leerse alharaca y pulso ineludible
me ensancho igual que la creciente a puente labrar empeño
las aristas del dolor para cruzar argucia distancias insomnes:
simples caprichos, arabescas frágiles que velan el sosegado
murmullo de una ondina que lame juguetona tu donaire
de escriba sobre el panorama mudo del crepúsculo.
…como la torre expuesta al oleaje
exacto y riguroso y erosivo
de los soles y días implacables
Como esa torre tú. Como esa torre.
exacto y riguroso y erosivo
de los soles y días implacables
Como esa torre tú. Como esa torre.
Santos Domínguez Ramos.
Como al mar que incandescencia nívea remonta cántico,
te escucho memoria platicarme cuitas viruta diligente;
a lápiz escribes, inadvertido milagro, espuela iluminanda
a golpe de luna, días perdidos. Tu lejanía, ánima mordiente,
me pringa el corazón de suspiros. Pájaros reverberan filo
frente lo que aún está por leerse alharaca y pulso ineludible
me ensancho igual que la creciente a puente labrar empeño
las aristas del dolor para cruzar argucia distancias insomnes:
simples caprichos, arabescas frágiles que velan el sosegado
murmullo de una ondina que lame juguetona tu donaire
de escriba sobre el panorama mudo del crepúsculo.