III
Entre una y otra comisura te prendo lengua,
carabela plácida que burbuja arrobas desliz
la piel. Apareces cuándo menos se te espera,
exacto redondeo que vaho crece indócil greca
desde el vientre y se vierte algarabía, gracia
en los ojos y cadera que se bambolean ajenjo
al mismo despertar: una luminosidad que estalla
cascada, de pies a cabeza, zapateo veraz. Calla
entonces la vanidad. Las sensaciones rematan
al cuerpo esmalte. Se vacían dicción, táctil aliento.
Entre uña y mugre juguetea génesis la palabra.,
el adiós y el saludo. La incógnita, diáfana luz.
La respuesta, dilatado poro que vida palpita.
Entre una y otra comisura te prendo lengua,
carabela plácida que burbuja arrobas desliz
la piel. Apareces cuándo menos se te espera,
exacto redondeo que vaho crece indócil greca
desde el vientre y se vierte algarabía, gracia
en los ojos y cadera que se bambolean ajenjo
al mismo despertar: una luminosidad que estalla
cascada, de pies a cabeza, zapateo veraz. Calla
entonces la vanidad. Las sensaciones rematan
al cuerpo esmalte. Se vacían dicción, táctil aliento.
Entre uña y mugre juguetea génesis la palabra.,
el adiós y el saludo. La incógnita, diáfana luz.
La respuesta, dilatado poro que vida palpita.