mira, yo, para empastes y cosas delicadas siempre voy al de pago, que como ya sabes no hay más remedio, que ya les vale los precios... yo pago a un trabajador de esos rumanos ilegales 35 euros al día para que den el callo 8 horas por el campo haga frío o calor, y esos me pueden llegar a cobrar el doble por 30 minutos de cualquier cosilla con air-con en verano y calefección en hinvierno... luego les dices "oye, muy caro esto, te sacas solo diez clientes al día y ya te has forrado en un año" y contestan "¡qué dices! ¡y la electricidad! ¡y el air-con y la calefacción! ¡y los gastos! ¿crees que me lo regalan esto?" y yo, a lo mío "pues tengo un conocido verdulero que paga todo eso y el alquiler del local, y yo le veo que va tirando" y el dentista a lo suyo "pero yo tuve que estudiar cinco años" y yo a lo mío "bueno, el verdulero estuvo en la carcel dos por estafar a hacienda, no se que es peor"
en fin, que un día tube que sacarme un muela y pensé que para eso no era necesario ir a la privada, y me fui a la seguridad social (por asi llamarle) y allí me vi, en aquellos bancos reciclados de las salas de espera de las estaciones de trenes de cuando Franco, mirando al piloto, esperando mi número con cara de
a veces, o de
otras veces, aunque a veces era de
, solo me sentía un poco tranquilo cuando me
finalmente me tocó entrar y había allí un doctor con un babero puesto en la cara que manipulaba una jeringa metálica que se me antojó mas para rinocerontes que para personas, un señor sentado en una silla con una cara que era un poema de esos de amor perdido y una enfermera que me hacía señas para que me sentara en una especie de silla eléctrica repleta de adornos harto sospechosos
me senté y dos manos me apretaron la cabeza atrás mientras el doctor me ordenaba abrir la boca y se encendía un potente foco en mi cara... me asusté, pensé que me había equivocado y aquello era una oficina de interrogación de la CIA (es que veía mucho el 24 por aquel entonces) el médico no preguntó nada y adivinó, pericia la suya, cual era la muela que tenía que arrancar, noté el pinchazo, otro pinchazo, y otro... entonces me ordenó que me sentara en la silla del otro cordero mientras le llamaba a él a sentarse en la silla eléctrica
me senté y le vi al cordero santiguarse repetidamente y tremular algo que parecian oraciones, el doctor Menguele sacó una especie de tenazas con pasmosa serenidad y se abalanzó sobre la oveja mientras la enfermera sostenía su cabeza con ambas manos, Menguele puso las tenazas en la boca del cordero, se trabó, tiró hacia arriba con fuerza y ¡zas! muela al carajo
le pusieron un algodón en la boca a la oveja que, supongo por el shock, incluso les dio las gracias marchándose blanquecino
entonces entró una cordera que miró a su alrededor un instante y tuvo un tick como de dar media vuelta y marcharse, pero la enfermera ya le hacía señas... había caido en la trampa, yo intente notar algo dormido en mi boca, pero no notaba nada, la cordera estaba en la tortura fase1, yo no notaba nada... fase1 terminada... no notaba nada... la enfermera me llama para mi fase2, me siento en la silla eléctrica
_Oiga - le digo a Menguele - que no noto que me haya hecho efecto la anestesia
_Abra la boca - respondió Menguele que seguramente ni me oyó
abrí la boca como buen cordero, me metió las tenzas y ¡zas! sentí una punzada terrible que iba de la muela al cerebro y perdí el conocimiento, cuando recuperé un poco de neblina mental estaba en una camilla y me sacaban del dentista por delante de todos los pacientes...
creí ver, entre las brumas del otro mundo, que algunos se iban retirando del lugar con cierta y repentina celeridad... o solo fuera mi subconsciente... vaya uno a saber que cosas raras se ven desde un medio coma
(esta historia es cierta, verídica, es decir, acaeció)