I
Duermes sin inquietud mientras ordeno el mundo:
la luz primero, luego los libros y fotos
que recuerdan geografías perfectas.
Afuera cruza un pájaro: la vida abre sus marcas
mientras la calle deja caer inscripciones,
sonidos que prenden en la carne.
Y ya no hay mañana, no hay noche ni astro nuevo,
hay movimiento en las hojas, repentinas violencias:
el día.
II
No muere la luz; no la vencen el olvido
ni el deshonor de sucesivas sombras,
ni su reinado efímero.
Un rumor lento distribuye las flores y los peces.
Y tú aquí, y yo aquí,
ejercitados en defender esta orilla,
en volver cálido el espacio,
en avivar el fuego siempre amenazado.
Duermes sin inquietud mientras ordeno el mundo:
la luz primero, luego los libros y fotos
que recuerdan geografías perfectas.
Afuera cruza un pájaro: la vida abre sus marcas
mientras la calle deja caer inscripciones,
sonidos que prenden en la carne.
Y ya no hay mañana, no hay noche ni astro nuevo,
hay movimiento en las hojas, repentinas violencias:
el día.
II
No muere la luz; no la vencen el olvido
ni el deshonor de sucesivas sombras,
ni su reinado efímero.
Un rumor lento distribuye las flores y los peces.
Y tú aquí, y yo aquí,
ejercitados en defender esta orilla,
en volver cálido el espacio,
en avivar el fuego siempre amenazado.
Les dejo otro poema del autor Rafael Felipe Oteriño, del libro "Campo Visual". Lo estoy leyendo y realmente me encanta su forma de escribir. Lo recomiendo.