NUNCA MAS
Las calles en donde todavía deambula el fantasma de Tomy y su banderita roja y saluda todavía desde la Avenida Belgrano al los farabutes que bajaron del bondi aquel, cargado de muerte y él los enfrentó a todos a trompada viva. Dicen, cayó casi sin darse cuenta e imagino hoy su melena rubia y su voz ronca cuando me decía en un abrazo, “mi querido negro” La Mar Del Plata llena a las dos de la tarde y aquel ajedrez que pedíamos por cinco guitas. Mitre a esa hora era una bandada de risas de estudiantes, la militancia con tiza marcaba los muros y corrían los días de aquellos setenta. Diecisiete años y la lucha de clases, diecisiete años entre el Roma y la cancha de Racing, nacían los Floyd y Miguel Ángel se engayolaba con Martita.
Ya entonces la buscaba en los guardapolvos del EMPA o en los recitales, una petisita rubia con un cielo en la mirada. Y me fui yendo lejos de Mitre y 12 de Octubre donde el Lorca brillaba, me diluyó el tiempo, el rock, las zapadas y los peces del centro. La encontré un día de esos, después de mucho tiempo y venía casada. Joaquín y sus dieguitos y mafaldas. Hoy todo tiene otro nombre, pero yo siendo viendo a los que se los llevó aquella ceremonia de los hombres de botas extranjeras, venidos de un país sin nombre, dicen los que saben que NUNCA MAS.
Se fueron los carnavales en su féretro de sentencias y promesas, nos dispararon misiles de vergüenza y de falopa. Nos vendieron el país, las avenidas y las calles, nos sacaron el violín el ajedrez y la perinola, todavía en algún cajón tengo un trompito azul y una foto de la rubia, mi Maga, mi luz y un insomnio crónico lleno de lunares y sombras. Nos dejaron una pequeña luz que fue creciendo. “La flaca” lo despacha al traidor de turno con una sonrisa. Cobos, compadre….
Mañana volveré a tú placita donde se sentaba el taura cerca de Papini y a unas cuadras de “la mosca” leeré sus cartas de amor, mientras resbalan las promesas y se que desde la calle Guifra volverán los muchachos de la murga más pesada, desparramarán lunas y papel picado, se colgará un ángel de un cartel de la esquina, me llevarán en andas al mercado y jugaré de diez de nuevo en Peñarol.