Algunos ruidos

Las voces que hieren y... no sé, el simplismo de este piano triste. Acordes que se intercalan en mi garganta con las palabras que imagino que digo y se suspenden, jadeantes, tiritando al vapor de los pulmones. Algunos gritos, por qué no, sofocados por el respeto que merece la noche: El llanto que surge al menor tintineo de la memoria...

Cómo falta la lluvia, carajo, un poco de ruido, manos tocando la puerta, dedos frotando la cortina. Algo que irrumpa en esta muerte.

Hoy quisiera tener el valor para quitarle algunos párrafos a mi vida. No tiene notas musicales.
Reposa la tristeza en mis venas, esperaré a que se fermente.



Alejo.

Música pura ,es ésto,la dejo sonando

Bienvenido nuevamente Alejo, tu escrito tiene sabor a lágrimas y a noches de insomnio, pero todo ello acompañado de la dulce melodía de tu piano. Precioso escrito.

Y me gustó tu teclado incipiente irrumpiendo negrillas sobre el marfelino vació del horizonte que, pese a pesares, te canta.

mejor no se los qu¡tes, mañana podr¡as echarlos de menos

En la noche, un hombre es arrastrado por su sombra. Me puse a tocar, que no lo hago bien, y se me escurrieron algunas palabras. Entonces comencé a escribir. Después tuve sueño y morí durante una noche.

Pero sí, me gustaría rasgar algunas páginas con las uñas de mi gato... uy!


Alejo.

mald¡tas noches ¡ntensas

Perfecta prosa poética. Así lo veo, así lo analizo, así lo siento, sentimiento que seguramente seguirá gravitando en mi interior un buen rato. Vale el placer de volver a leerlo para volver a revivir ese sentimiento. Te felicito.

Aquí también falta tanto la lluvia, tanto. Y el viento cuando abre las ventanas y agita las cortinas, y las tablas de madera crujiendo, y los perros aullando a mansalva, como si en ello les fuera la vida.

Sin embargo, la música que emerge de tu prosa es evidente. Y la poesía, pura compañía.

Crees que hay silencio, pero no, aguza lus oídos, los sonidos de la noche tienen música propia que ningún instrumento puede igualar
Un placer!

Gracias carlito, un placer ser leído.
Oltre, tal vez... el aliento de vida, dice el relato, anima a las cosas inorgánicas, mueve a lo inerte. Luego el aullido aislado, a lo lejos, solitario, penetra en las estructuras estáticas que sostienen al cuerpo, entonces se inflama, o eso parece.
Vero, la noche es un club de silencio, la orquesta musita, es posible, a través de las hojas teñidas.


Alejo.

A veces nos damos cuenta y otras veces permanecemos entumidos. Parte de volar.